LA JUVENTUD BUSCA SU TESORO
La juventud, “divino tesoro”, como la definió en sus versos el poeta Ruben Darío, tiene que enfrentarse hoy a un reto: demostrar su valor en un sistema socioeconómico incapaz de generar puestos de trabajo suficientes y de calidad. Si en tiempos de vacas flacas el número de desempleados aumenta, en el caso de la población joven, además, les impide dar el salto necesario para conseguir su independencia personal.
El paro juvenil, junto a la proliferación de contratos de trabajo temporales y de empleos precarios está llevando a muchos jóvenes al desaliento. Pues sus expectativas se ven frustradas cuando comprueban que, tras su largo periplo académico, la transición al trabajo decente* es lenta y difícil. Así, muchos abandonan la búsqueda alargando el periodo estudiantil. A veces esta etapa se prolonga demasiado tiempo, lo que hace que los conocimientos y habilidades que han aprendido se estanquen y no evolucionen por la falta de práctica.
Y, por si fuera poco, hay un peligro que subyace en toda esta situación y que está relacionado estrechamente con la elección de la profesión: la inseguridad económica está empujando a muchos jóvenes a escoger estudios que nada tienen que ver con sus inquietudes. Confundidos y alentados por los docentes y sus familias para “protegerlos” de la indigencia, algunos jóvenes se decantan por lo que supuestamente les ofrece más salidas laborales. La consecuencia de asociar el trabajo a una actividad meramente mercantil desvinculándola del goce de la profesión es que en el futuro aumente el número de adultos frustrados profesionalmente. Y eso no ayudará a crear riqueza.
Colocar en la agenda de todos los gobiernos como prioridad el empleo juvenil es la meta que se ha propuesto una campaña que arrancó hace unos años en el País Vasco de la mano de la Fundación Novia Salcedo, institución que lleva más de 30 años poniendo a los jóvenes en contacto con las empresas en el mercado internacional, en colaboración con las instituciones públicas.
Para más información y adherirse a la campaña:
http://www.youthemploymentdecade.org.
Porque el asunto afecta a todos, requiere una respuesta conjunta de gobiernos, empresas, instituciones, centros educativos e interlocutores sociales, para elaborar estrategias, tanto locales como globales, y coordinar políticas monetarias y fiscales que favorezcan la empleabilidad digna de los jóvenes en todo el mundo. Y, así, devolver el valor a esa edad prometedora, la juventud, nuestro “divino futuro”.
*TRABAJO DECENTE: El término “trabajo decente” fue formulado por gobiernos y organizaciones de empleadores y trabajadores como una manera de identificar las prioridades de la OIT: que el trabajo sea fuente de dignidad personal, estabilidad familiar, paz en la comunidad, democracias que actúan en beneficio de todos, y crecimiento económico.
Susana Santolaria de Castro
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